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Margaret Mead, curar al del hueso roto



 humanism Liderazgo Anáhuac en Humanismo

Presentamos un texto en el que se presenta a la ética a través de la mirada de la antropóloga y poeta estadounidense.

Margaret Mead, nacida en 1901, transformó nuestra comprensión de las culturas humanas y la interacción social. Para Mead, el verdadero indicio de humanización no fue el dominio del fuego o la invención de herramientas, sino la sanación de las heridas sociales. Ella sostenía que el primer acto de humanización fue cuidar a los enfermos, simbolizado por el hallazgo de un fémur roto y curado en un fósil humano. Este acto significaba integrar a un ser humano vulnerable en un grupo social, marcando el inicio de la ética y el humanismo.

“Nunca dudes de que un pequeño grupo de ciudadanos reflexivos y comprometidos puede cambiar el mundo. De hecho, es lo único que lo ha hecho”, afirmaba Mead.

La ética, entendida como un conjunto de principios que guían nuestra conducta, es esencial para enfrentar los desafíos de nuestra sociedad. En tiempos de incertidumbre y polarización, la esperanza debe basarse en principios sólidos como la ética. Mead creía firmemente que “nunca hay que depender de instituciones o gobiernos para resolver ningún problema. Todos los movimientos sociales están fundados, guiados, motivados y vistos por la pasión de los individuos”. En un país donde la desigualdad y la corrupción prevalecen, la solución no reside solo en cambios legislativos o administrativos, sino en una transformación de mentalidad y comportamiento.

“Nos enfrentamos continuamente a grandes oportunidades que se disfrazan brillantemente como problemas sin solución”, decía Mead, subrayando la importancia de enfrentar los desafíos con una perspectiva ética. El lema de la Universidad Anáhuac México, “Vince in bono malum”, refleja esta necesidad. La justicia social debe ser el pilar de una sociedad donde todos tienen la oportunidad de prosperar, lograda mediante una ética de responsabilidad y solidaridad.

Nuestro tejido social está fracturado y es un acto de humanización sanar al otro y al entorno. La cura del fémur roto en tiempos prehistóricos simboliza el primer acto de integración y cuidado humano, un principio esencial en nuestra búsqueda actual de una conducta ética y humanista. “Una cultura ideal es aquella que crea un lugar para cada ser humano”, afirmaba Mead, subrayando la importancia de una sociedad inclusiva y solidaria.

Los jóvenes juegan un papel crucial, liderando con el ejemplo y demostrando que es posible superar la confrontación y el odio. En una época donde la división y la falta de coordinación amenazan nuestro progreso, debemos desarrollar una conciencia ética renovada que nos lleve a colaborar por el bien común, tal como lo precisaba la antropóloga y poeta estadounidense: “El futuro son los niños y de ellos depende el porvenir de la sociedad, debemos protegerlos y guiarlos hacia un futuro mejor”.

Nuestro país necesita un nuevo rumbo que responda a las demandas urgentes de la sociedad, un cambio que no solo debe venir de nuestros líderes, sino de cada uno de nosotros. La ética, aunque no es una solución mágica, es una respuesta sólida y duradera a muchos problemas humanos.

Con una ética bien fundamentada podemos construir una sociedad más justa, comprometida con su entorno y capaz de fomentar una cultura de paz. Al respecto, Mead proponía que, para lograr una cultura rica en valores y menos arbitraria, debemos reconocer toda la gama de potencialidades humanas. Esto requiere acciones concretas: en la educación, implementar programas que inculquen valores éticos desde temprana edad; en el ámbito empresarial, adoptar prácticas transparentes y equitativas que beneficien a la comunidad; y en la política, que los funcionarios actúen con deber y servicio público, reduciendo la desigualdad y mejorando la vida de las comunidades más vulnerables.

“Vince in bono malum” debe guiar nuestras acciones diarias. Vencer al mal con el bien requiere esfuerzo, pero los beneficios son inmensos. La también antropóloga cultural advertía sobre la necesidad de coherencia entre nuestras palabras y acciones, camino que nos debe llevar a un futuro donde la esperanza sea tangible. No solo debemos aspirar a un mejor mañana, sino trabajar activamente para alcanzarlo. De este modo, la confrontación y el odio se transformarán en cooperación y comprensión. Al estar unidos en ética y esperanza, podremos superar cualquier obstáculo y construir un México más fuerte y próspero.


Más información:
Dr. Juan Manuel Palomares Cantero
juan.palomares@anahuac.mx
Coordinación de Ética 
Dirección Académica de Formación Integral