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Educar para transformar: Desafíos y oportunidades en el Día Internacional de la Educación



Educar para transformar: Desafíos y oportunidades en el marco del Día Internacional de la Educación

Esta conmemoración no solo nos insta a pensar en la necesidad de garantizar el acceso a una educación de calidad para todos, sino que también nos invita a reflexionar sobre los retos y oportunidades que enfrentamos a nivel global en el ámbito educativo.

Uno de los aspectos que más se destacan en el Día Internacional de la Educación es la comprensión de que la educación no solo es un derecho fundamental, sino que es un motor de movilidad social, sin embargo, cuando analizamos la realidad educativa, al menos en nuestro país, encontramos un sinfín de desafíos, por ejemplo, el acceso a una educación de calidad, el abandono, el rezago y sobre todo la brecha que se ha acrecentado con la irrupción de la pandemia por COVID-19, que evidenció las grietas que hemos arrastrado por décadas en el sistema educativo.

Una educación de calidad ofrece a las personas la oportunidad de romper con los ciclos de pobreza, empoderar a las personas para alcanzar sus aspiraciones y, desde ahí, contribuir al desarrollo sostenible de las comunidades.

La movilidad social a través de la educación no solo beneficia a los individuos, sino que también fortalece las economías y promueve la conformación de sociedades más justas e igualitarias. Invertir en educación es invertir en las y los niños que representan el futuro de una nación. Mediante la educación se busca la construcción de cimientos sólidos para un crecimiento económico, la estabilidad social y el progreso a nivel global.

Cuando nos referimos a los fines de la educación, estamos enfatizando la formación integral de personas que descubran y logren alcanzar su proyecto de vida y se conviertan en buenos ciudadanos. Sin embargo, la realidad educativa nos alcanza y nos convoca a pensar en los retos y en los desafíos que a nivel global enfrentamos. A pesar de los avances significativos en materia de tecnología, aún existen disparidades de acceso a la educación en distintas partes del mundo y, por supuesto, México no es la excepción. Las barreras económicas, culturales y geográficas limitan el acceso a una educación de calidad para muchos niños y jóvenes.

La era digital ha transformado la forma en la que accedemos a la información. Sin embargo, en los últimos años la brecha tecnológica persiste, observamos comunidades desfavorecidas que enfrentan dificultades para acceder a los servicios básicos de conectividad y recursos educativos, así como a herramientas tecnológicas.

Aunado a lo anterior, estamos frente al escenario de la Inteligencia Artificial (IA) que nos presenta promesas significativas, pero también retos y desafíos importantes que deben abordarse cuidadosamente. Existe un riesgo inminente de que si no se gestiona adecuadamente la Inteligencia Artificial esta podría amplificar las desigualdades, genere un sesgo en los datos que decanten en repercusiones como la desigualdad e incluso acciones de discriminación que represente un riesgo a la seguridad y la privacidad de datos personales y, por supuesto, a cuestiones éticas.

Asimismo, como educadores nos preguntamos cómo integrarla efectivamente en las aulas para garantizar su uso adecuado desde la mediación pedagógica. Sabemos que la Inteligencia Artificial puede ofrecer valiosas herramientas para el proceso de enseñanza y el aprendizaje, pero la interacción humana sigue siendo esencial en el proceso educativo.

Los últimos datos publicados en septiembre del 2023 por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), muestran que el número de niños sin escolarizar a escala mundial ha aumentado en seis millones desde 2021 y ahora asciende a 250 millones. Lo anterior quiere decir que para alcanzar el objetivo sostenible (ODS4 de la agenda 2030) los países tendrían que aplicar medidas más radicales, por ejemplo, seis millones más de niños recibirían educación prescolar; 58 millones de niños, adolescentes y jóvenes estarían escolarizados; 1.7 millones de docentes de primaria deberían haber recibido formación. En otras palabras, es necesario escolarizar a un niño cada dos segundos de aquí al 2030.

En materia de calidad educativa no basta con proporcionar el acceso, la calidad de la educación es crucial. Aquí nos referimos no solo a la calidad en términos de currículo, sino también a la formación inicial y permanente de las y los docentes, así como la calidad en materia de la evaluación. La calidad de la educación es un catalizador de progreso, ya que permite la adquisición de conocimientos, habilidades y herramientas para comprender el mundo que nos rodea y fomentar la toma de decisiones informadas desde un pensamiento crítico para la resolución de problemas globales. Aunado a lo anterior, la calidad en la educación nos brinda la oportunidad de mejorar nuestra vida y contribuir al bienestar general. En el ideal, reduce las disparidades y promueve la equidad al garantizar que todas y todos tengamos acceso a una educación de alto nivel.

Dicho lo anterior, quizá convendría pensar ¿cómo superar estos retos de acuerdo con la realidad educativa que enfrentamos en nuestro país? Esta pregunta es medular, pues nos permite tener en cuenta los desafíos y pensar en las oportunidades que nos brinda la educación.

Es importante considerar que, si bien existe una brecha y desafíos a nivel acceso, la tecnología nos abre la puerta a grandes innovaciones en la educación, por ejemplo, el aprendizaje en línea, la personalización del aprendizaje, así como herramientas que ayudan a superar las barreras tradicionales y lograr mayor cobertura. La interconexión global ofrece oportunidades para el intercambio de mejores prácticas y la colaboración entre las naciones, y esta cooperación internacional puede fortalecer los sistemas educativos compartiendo el conocimiento y los recursos.

No cabe duda de que la educación debe evolucionar para preparar a las y los estudiantes para enfrentar los desafíos que el siglo XXI nos presenta, y habilidades como el pensamiento crítico, la resolución de problemas, la creatividad, el trabajo colaborativo y la alfabetización digital son esenciales para el éxito en la sociedad actual.

En el marco del Día Internacional de la Educación es esencial reflexionar sobre los retos y oportunidades que enfrentamos en el ámbito educativo. Los desafíos, aunque significativos, nos permiten reconocer y responsabilizarnos por las brechas existentes en el acceso y calidad educativa, recordándonos la necesidad urgente de abordar estas disparidades.

En última instancia, la educación no es simplemente la transmisión de información, sino la fuerza que puede transformar vidas. Deseamos que la conmemoración de este día nos permita pensar y reflexionar en aras de la construcción de una mejor sociedad.


Más información:
Mtra. Susana Memun Zaga 
susana.memunzag@anahuac.mx
Facultad de Educación y Humanidades