Día Mundial contra la Trata de Personas, un delito con numerosos propósitos
La Mtra. Julieta Becerril Romero, coordinadora académica de la Licenciatura en Derecho, habló sobre la operación de este delito en nuestro país en el contexto del Día Mundial contra la Trata de Personas.
Este 30 de julio se conmemora el Día Mundial Contra la Trata de Personas, un delito tipificado que tiene como fin la explotación sexual, laboral o venta de órganos, una problemática que constituye un gran desafío social en materia de prevención, sanción y atención a las víctimas en México y en el mundo.
Este delito, que representa una grave violación de los derechos humanos, involucra una serie de conductas que van desde la captación de la persona, su traslado y la entrega-recepción de la víctima de trata recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción como el rapto, el fraude, el engaño, el abuso de poder o de una situación de vulnerabilidad, tal como lo establece el Protocolo de las Naciones Unidas para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas.
En México, las estadísticas ubican a las mujeres y a las niñas como las más vulnerables al vincularse con otros delitos como la pornografía y la prostitución, recordó la Mtra. Julieta Becerril Romero, coordinadora académica de la Licenciatura en Derecho del Campus Sur.
Aunque en nuestro país se realizan varias campañas de concientización para que la población sepa en qué consiste la trata personas con la finalidad de evitar ser víctima de ella, lo cierto es que la comisión de este delito recae en la corrupción, en la falta de medidas e investigación para derive en las sanciones.
Para la también especialista y defensora de los derechos humanos “la apuesta está en la prevención y educación de la sociedad, además de la capacitación de servidores públicos para que detecten la trata de personas y eviten la comisión de este delito”.
Datos publicados en el Informe Mundial sobre la Trata de Personas, elaborado por la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), señalan que actualmente más de 12 millones de personas son víctimas de trata a nivel mundial, de las cuales, aproximadamente un 70% son mujeres y niñas.
La académica de la Universidad Anáhuac México consideró que desde la sociedad civil también se podría empujar y vigilar que el gobierno lleve a cabo labores para tratar de disminuir esta problemática, “siempre habrá una corresponsabilidad, aunque me parecería más importante que el gobierno tome las medidas necesarias contra la trata y lo que podría ayudar sería mantener alguna política pública, ya que la trata de personas está muy relacionada con el fenómeno de feminicidios y de violencia de género, que derivan en delitos de violencia sexual y donde normalmente la víctima es una mujer”, aseveró.
Para la Mtra. Julieta Becerril la trata de personas se debe analizar desde un nivel psicológico, jurídico y social, puesto que está relacionado con el tema de la educación sexual, del trato a la mujer, del derecho a una vida libre de violencia, “para mí faltan mayores elementos de prevención y políticas públicas más fuertes para la prevención, además de educación previa en torno a tratar de igualar el piso para las mujeres”, agregó en entrevista.
De acuerdo con una investigación del Instituto Belisario Domínguez del Senado de la República, el número de víctimas de trata en México se estima en aproximadamente 500,000 personas.
Becerril Romero, quien también trabajó en la Clínica de Interés Público Contra la Trata de Personas, señaló que en ocasiones las víctimas no deseaban perseguir la justicia, ni tratar de detener al tratante, ni conseguir su castigo por el sufrimiento que les podría generar el acudir a un órgano de procuración de justicia a declarar y que esta derive en alguna investigación.
“Se trata de un hecho que resulta desgastante emocionalmente y revictimizante. En algunos casos tienen mucho miedo de denunciar, además de que tienen la percepción de que el esfuerzo no va a rendir frutos porque es muy poco probable que se castigue a los culpables, aunque me parece que cuando una persona decide salir y decir ‘soy víctima’ y enfrentar todos los obstáculos que esto conlleva, es algo digno de respeto”, consideró.
También se pronunció porque busquemos un país en el que, a través de las instituciones, se brinde un mejor servicio a las personas que realicen una denuncia de esta naturaleza, aunque reconoció que “se ha estado trabajando para que las fiscalías estén preparadas para tener personal femenino que pueda atender situaciones de violencia sexual y que no sea un médico hombre el que revise a la denunciante”.
Sobre la situación de los migrantes, la académica de nuestra Institución dijo que también se encuentran en situación de vulnerabilidad al estar con todo su patrimonio a cuestas en un país donde ya no gozan de la protección de su nacionalidad y se convierten en una especie de “carne de cañón” o foco para la delincuencia organizada.
Finalmente, destacó que conociendo el modus operandi que las autoridades han compartido –que señala, por ejemplo, que los tratantes normalmente operan a través de la seducción o en estaciones de camiones–, o medidas de precaución como verificar que las personas con las que salimos tengan conocidos, salir acompañados o avisar a familiares o amigos dónde estamos, además de brindarnos seguridad en términos generales, podríamos evitar la comisión de este delito y, de llegar a ocurrir, podrían facilitar información a las autoridades para una búsqueda inmediata.
Más información:
Facultad de Derecho
Mtra. Julieta Becerril Romero
julieta.becerril@anahuac.mx