04 de Noviembre 2004
Por su labor en defensa de la vida y su intensa dedicación a favor de la ciencia Bioética.
Presidente emérito de la Pontificia Academia para la Vida, obispo titular de Zama Minore y secretario del Consejo Pontificio para la Familia, secretario de la Congregación para Obispos y secretario del Colegio de Cardenales y vicepresidente de la Academia Pontificia para la Vida. Voz líder de la Iglesia en su oposición a problemas éticos controversiales.