Nuestra Cultura política y la Comunicación

Durante los años que llevo dando clases de Comunicación e Imagen Social en Responsabilidad Social, invariablemente surge de parte de los alumnos la propuesta de analizar las campañas políticas, los discursos o la comunicación no verbal de los integrantes de los partidos políticos en México.

Mi respuesta siempre es la misma “podríamos hacer una tesis con solo determinar todos los atributos de cada partido y líder y caracterizar las diferentes formas de comunicación organizacional”. Sabemos que una cultura es todo aquello que se aprende en un núcleo social y para este caso, este núcleo político está determinado por múltiples factores histórico culturales que promueven la interacción y las formas de comunicación de maneras muy particulares.

 En comunicación organizacional todo comunica; las formas arquitectónicas de una oficina, los colores que se usan para la decoración, la luminosidad o los espacios verdes, las formas en que está organizada una sala de juntas, las maneras en que se hacen las minutas, la formalidad o informalidad con que se llevan a cabo acuerdos y las formas en que la comunicación se da en el trabajo diario.

 Estas formas de comunicación se pueden distinguir de tres maneras para su análisis: la comunicación de tarea; aquella comunicación que usa glosarios específicos en un área, como por ejemplo el área de finanzas, la comunicación de mantenimiento; aquella comunicación que usamos todos para tomar un recado, una llamada o solicitar información y la comunicación humana; aquella que usamos para saludarnos y comentar temas que no tienen que ver con el trabajo en una oficina.

 Como podemos ver nuestra cultura política no solo tiene que ver con la ideología o los conceptos de democracia que pueden variar en los estatutos o misión de un partido o en el tipo de campañas que usan para hacer propaganda, tiene que ver con las formas y maneras en que estos agentes políticos se relacionan diariamente y con la dignidad, cercanía o informalidad con la que se vive la mística de su cultura política en su vida diaria.