Abstract
En la historiografía analítica del cine mexicano suelen referirse, con frecuencia, los reconocimientos por todo lo positivamente logrado, pero también las críticas sobre lo que nuestra industria cinematográfica ha dejado de lado o ha "falseado". Este volumen está dedicado a algunas de estas cuestiones, desde la perspectiva de que el eje articulador o integrador de esta investigación es el interés por el cine mexicano en su contexto sociocultural de producción. En consecuencia, la atención está puesta en algunas de las ausencias temático / genéricas, o bien en la recuperación de algunas de esas vetas, pero analizadas a la luz de sus sinuosidades, distorsiones o tergiversaciones y, donde fuera necesario, de sus justas reivindicaciones. Con ese enfoque, los académicos participantes en el proyecto tuvieron la libertad de que, dentro del eje articulador que es el cine mexicano, desde su nacimiento y hasta la actualidad, podrían elegir el tema / problema / objeto de análisis que más les inquietara. Éste sería establecido en términos de atisbos novedosos a esos olvidos, distorsiones o reivindicaciones, en la consideración de que el cine, como parte constitutiva de nuestra memoria cultural, no nos ha hablado de certezas ni de realidades, sino de formas de imaginar y de representar. Éstas han sido patrimonio de los sectores económicos (empresariado) e ideológico (iglesias, por ejemplo), que en concordancia con sectores políticos (las élites gobernantes, entre otras), crearon el marco general para esas formas de ver de nuestra industria fílmica, mismas que evidencian las huellas del contraste entre realidad y representación. Adicionalmente, está el problema de las incursiones desastrosas del cine mexicano en vetas genéricas para las que simplemente nunca había podido desempeñarse con éxito, como son las del cine fantástico y el cine de animación. Sabemos que las condiciones de nuestra industria nunca han dado como para alcanzar potencialidad en esos terrenos; sin embargo, en años recientes una luz de esperanza parece abrirse, por la nueva potencialidad productiva de nuestro cine (con 270 películas producidas en 2021), y por porcentaje de un incremento en el cine de animación, que parece cobrar fuerza y hace abrigar esperanzas por un gran despegue en este terreno. Así, a la luz de todas estas consideraciones, este libro cierra con un corolario que, considerando estas especificidades de nuestra cultura fílmica, nos convoca a reflexionar sobre algunas claves para comprender la historia cultural del cine nacional, desde su origen.