La inclusión financiera es un tema de interés internacional, pues contribuye al desarrollo económico y social, así como a la reducción de la pobreza. Cuando las personas participan en el sistema financiero adquieren la posibilidad de empezar o expandir un negocio, invertir en la educación de sus hijos o hacer frente a imprevistos financieros. La inclusión financiera busca incluir a las personas a los servicios financieros de una forma integral, no sólo a mecanismos de crédito, sino al ahorro, seguros y medios de pago.
En ese sentido, el trabajo reflejado en el artículo “Análisis de la inclusión financiera: oportunidades para el desarrollo del sector financiero mexicano”, analiza el efecto de diversas variables socioeconómicas sobre el grado de inclusión financiera en México. Para ello, se emplean modelos de regresión y probabilidad. Concretamente, mediante la información de la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera 2012 y 2015 se estima la magnitud del impacto positivo que tienen las remesas, la educación y el ingreso por salarios, lo cual confirma la ruta que debe seguirse para impulsar la inclusión financiera en nuestro país.
Algunos elementos descriptivos destacables son los siguientes:
• El 28% de los adultos en México utiliza al menos un mecanismo de crédito formal, siendo el más utilizado la tarjeta de crédito departamental (54%), seguido por tarjeta bancaria con un 25%.
• El 34% de los adultos en México utiliza al menos un mecanismo de crédito informal, siendo el más utilizado los préstamos entre familiares, seguido por el préstamo de amigos.
• El 60% de los adultos no utilizan sucursales bancarias, principalmente por no tener una cuenta o tarjeta (71%) seguido por ingresos insuficientes o variables (17%).
• De la población excluida, el 84% tiene un ingreso menor de $3 000 y más de la mitad tiene bajo nivel educativo, primaria o menor.
Asimismo, de acuerdo con datos del Banco Mundial de 2011, los niveles de ahorro en México no presentan resultados muy alentadores. El 27.1% de la población señaló tener ahorros monetarios, pero sólo el 7% lo hizo en una institución financiera formal. Esto muestra que la falta de uso de los servicios financieros formales en México ocurre también por una falta de oferta adecuada a la demanda.
Ahora bien, resulta relevante comentar que este trabajo de investigación se ubica en fechas anteriores a la publicación de la ENIF 2018, de ahí que se abarquen solamente los levantamientos de 2012 y 2015. Las variables utilizadas, a nivel persona, abarcan estado civil, zona rural y urbana, edad, remesas, sexo, años de educación, educación financiera e ingresos por salarios. En tanto que el índice de inclusión financiera se encuentra compuesto por tres conceptos: ahorro (si la persona cuenta con alguna cuenta de ahorro, nómina, inversión u otro en algún banco), crédito (si tiene algún préstamo, crédito o tarjeta de crédito con alguna institución de préstamo o tienda departamental), y seguros (si la persona cuenta con algún seguro de vida, de auto, casa, gastos médicos, etc.).
Al respecto, se encuentra que el 55% de la población están incluidos financieramente. De igual forma, se encuentra que tener mayor educación tiene un efecto positivo en la inclusión financiera de 25%, aumentando significativamente con el nivel de estudios, en específico para las personas con un nivel de educación superior, quienes tienen un 39% de probabilidad de estar incluidas financieramente.
En ambas versiones de la ENIF se encuentra que a mayor ingreso por trabajo existe más probabilidad de que un individuo se encuentre incluido, observándose un cambio relevante en la inclusión financiera para las personas que reciben un ingreso por trabajo menor a $3 000 respecto a las personas que ganan entre $3 000 a $5 000. En el primer caso la probabilidad de estar incluido incrementa 1.7% y en el segundo 10% lo cual representa una diferencia en el impacto mayor a 5 veces.
Además, en las versiones 2012 y 2015 de la ENIF se encuentra que el 10% de la población recibe remesas, y que los hogares que las reciben tienen 4% más de probabilidad de estar incluidos financieramente.
En ambos levantamientos de la ENIF, 2012 y 2015, se tiene que el 27% de la población vive en zonas rurales y este atributo contribuye con una disminución de 2% en la probabilidad de estar incluido financieramente en 2015, cuando en el 2012 la probabilidad era del 14%.
En conjunto, el grado de inclusión financiera en México presenta diversas aristas y un sinfín de áreas de oportunidad, donde los agentes económicos deben participar hacia el futuro para solventarlas.
Dr. Leovardo Mata Mata, investigador de la Universidad Anáhuac México, Facultad de Economía y Negocios. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores.
Referencia del artículo: Gaxiola Laso, S. R., Mata Mata, L., & Valenzuela Reyes, P. R. (2020). Análisis de la inclusión financiera: oportunidades para el desarrollo del sector financiero mexicano. Panorama Económico, 16(31), 215–232.
Más información:
Dirección de investigación
Andrea Pérez Roldán
andrea.perezro@anahuac.mx