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Transhumanismo

Autor/es Anáhuac
Rubén Torres-García
Año de publicación
2022
Journal o Editorial
Medicina Interna de México

Resumen 
En varios diálogos, en particular Fedro, Timeo y República, Platón dividió la vida en tres partes: vida vegetal, vida animal y vida racional. Todas las criaturas vivientes poseían la primera en forma de nutrición y reproducción, los animales, además, eran capaces de sentir y moverse, y los humanos también tenían almas racionales.1 El alumno de Platón, Aristóteles, tenía una noción diferente en la que los seres vivos tenían una forma, un material y una orientación hacia un fin apropiados (De Anima, 412a1-416b). Aristóteles sostuvo que la vida es una forma de movimiento propio, perpetuación o alteración propia. Para Aristóteles, la capacidad de resistir perturbaciones internas y externas era la distinción esencial entre los seres vivos y los objetos no vivos. Siglos más tarde, Descartes trazó una distinción más nítida entre la vida animal y la vida racional que entre los objetos inanimados y la vida animal. Éste fue un alejamiento de los enfoques medievales, que habían ampliado la brecha entre vegetales y animales. Para Descartes, los animales son análogos a relojes complejos y carecen de la vida interior o espiritual central para la experiencia humana.1