Liderazgo en tiempos de crisis
Autor: Rodrigo López González
“Brexit”, “Donald Trump”, “gasolinazos”, ¿te suenan familiares? Desde el 2016 vivimos a nivel global y local, distintos acontecimientos que tienen un común denominador: representar una amenaza para el status quo y la zona de confort que habitamos.
Es común que evitemos los cambios, pues estos amenazan nuestra seguridad y nos retan de forma directa a ser una mejor versión de nosotros mismos -lo que soy contra lo que puedo llegar a ser-; paradójicamente, estos cambios se presentan como la única constante en una época de incertidumbre y volatilidad que nos desafía.
Ante este escenario, hay una necesidad creciente de liderazgo. Y surgen varias preguntas en el imaginario colectivo como ¿qué tipo de liderazgo asumir?, ¿a cuál adherirse?, ¿puedo modificar mi personalidad para responder a lo que el entorno y la gente que está conmigo requiere?
Las respuestas, como todo lo importante de esta vida, parten del interior de la persona. Es necesario voltear “hacia adentro”, a nuestros fundamentos, a lo que nos permite ser lo que somos.
Me referiré específicamente a tres aspectos:
- Inteligencia. La define Fernando Savater como la capacidad de dar un significado a los datos que recibimos cotidianamente.
- Hábitos. Se refiere a ellos Javier Fernández Aguado como los actos conscientes que realizamos cotidianamente para buscar un fin.
- Voluntad. La circunscribe Aristóteles a las acciones que somos capaces de elegir, conforme a nuestro querer y con aceptación de las consecuencias.
Personalmente, considero que la voluntad es la “gran ausente” en muchos ámbitos educativos actuales, que premian el método, el intelecto y la capacidad memorística sobre el factor humano.
Una vez que hemos reflexionado acerca de estos aspectos, que como dice Stephen Covey son hábitos que nos llevan a una “victoria privada”, podemos voltear al entorno y analizar de qué forma lograr no únicamente la independencia, sino la interdependencia, entendida ésta como la sana relación que construimos con las personas que nos rodean.
Sin duda, el liderazgo es la suma de pequeñas acciones cotidianas (hábitos) que van impactando el entorno, siendo relevante lo consistente que seamos en la congruencia entre el decir y el hacer, reconociendo que no existe una “mejor” forma de reaccionar o un liderazgo de bolsillo por asumir. Lo ideal, en todo caso, es ser uno mismo, decidir y actuar.
